El 3 de Febrero de 1959 murieron –y murieron juntos– dos músicos, ninguno de los cuales llegaba a los 20 años. Y nacieron –y nacieron juntas— las dos primeras leyendas de la música pop.
Buddy Holly era el líder de un grupo llamado «The Crickets», que acababa de actuar en Clear Lake, Iowa, y que tenía que dirigirse inmediatamente a Minnesota para la siguiente actuación. Holly decidió alquilar un vuelo chárter en el que viajarían, además de él, un músico country y un guitarrista. En el último momento, estos dos se quedaron en tierra, y su lugar fue ocupado por otros dos músicos. Uno de de ellos era Richie Valens, que, igual que Buddy Holly, acababa de saltar a la fama con sus propias creaciones, que anunciaban un estilo nuevo de hacer música para un público joven que, por primera vez en la Historia, empezaba a tener capacidad adquisitiva propia, al tiempo que la producción masiva y barata de discos y tocadiscos, más la rápida proliferación de marcas, modelos y precios en guitarras eléctricas, hacía ubicuo y universal el sonido de este instrumento, que había llegado en la década anterior para quedarse. Richie Valens (Ricardo Valenzuela) descendiente de emigrantes mejicanos en California, había grabado, entre otras canciones, una exitosa versión actualizada de una canción popular mejicana: “La Bamba”.
Aquella avioneta, que forma parte ya de la iconografía del pop histórico, era una Beech Bonanza, matrícula N3749N. Se estrelló poco después de despegar en medio de la tormenta, sin que hubiera un solo superviviente. Con ellos, murió también un cantante más “tradicional”: J.P. Richardson, conocido con “The Big Bopper” (y el piloto, claro).
Toda la música pop, hasta hoy mismo, se reconoce en deuda con Richie Valens y Buddy Holly. Los mismísimos Beatles expresaron su reconocimiento a este último versionando en uno de sus primeros LPs una canción de Holly -que éste, seguramente, había cantado en su última actuación- titulada “Words of love”.
En Estados Unidos, al 3 de Febrero lo llaman «el día en que murió la música» (DM)