El 18 de Diciembre de 1889, llegó a Barcelona Buffalo Bill, una celebridad mundial que todo el mundo quería ver. ¿Por qué?
Todo empezó en un hombre llamado William Frederick Cody. Había nacido en Iowa en 1845, pero su padre trasladó la familia a Kansas cuando el hombre blanco abrió las praderas salvajes a su civilizada codicia. Así que fue testigo, desde muy joven, de las sangrientas disputas que coloreaban el territorio, incluyendo las de esclavistas y abolicionistas. Isaac Cody, el padre, era abolicionista y, después de recibir una puñalada por la espalda en un discurso contra la esclavitud, decidió resguardarla en lo sucesivo, abandonando a su familia y huyendo a Topeka —ya sólo regresó a Salt Creek, Kansas, para morir, a resultas de complicaciones de aquella puñalada, en 1857—. El hijo mayor, Samuel, había muerto al caer de un caballo, así que ahora el mayor era Bill, que, con 11 años, tuvo que ocuparse del sostenimiento de madre y hermanos pequeños.

Se puso a trabajar en una compañía de transportes llevando mercancías por el desierto a los pueblos que iban surgiendo por las llanuras. Era prácticamente el chico de los recados dentro de la caravana. Pero antes de cumplir los doce, ya había matado al primer indio de su lista.
En 1860 la compañía de transportes Russell, Majors and Wadell, que le había dado trabajo como cuidador de caballos desde hacía tres años, lo derivó a un nuevo servicio de la misma: el Pony Express, cubriendo una senda peligrosa, con frecuentes escaramuzas armadas. Pero en Octubre de 1861, la Western Union emitió su primer mensaje telegráfico, y se acabó el Pony Express.
La madre abrió un fonducho y mandó a Bill a la Escuela. Pero aquello no iba mucho con él, y se hizo trampero, cazador de nutrias. buscador de oro….
Al estallar la Guerra de Secesión tiene 16 años, pero necesita el permiso materno para alistarse contra los asesinos de su padre, y no lo obtiene. Al morir su madre, se alista en el ejército de la Unión, séptimo regimiento de Kansas. En San Luis conoce a Louisa Frederici, con la que termina casándose. Pero él busca aventuras y se mete en negocios ruinosos, incluyendo la fundación de una ciudad en medio del desierto, a la que llamó Roma, con la esperanza de que pronto sería un emporio atravesado por la línea del ferrocarril Kansas Pacific. Pero los ingenieros modificaron el proyecto y la línea terminó pasando a 20 millas de allí. Su separación de Frederici terminó siendo un hecho, tras cuatro hijos.
Entre 1868 y 1872, se empleó como guía y explorador de columnas militares que perseguían bandas de cheyennes y comanches. Y fue contratado por Kansas Pacific como cazador, para proporcionar carne a 1.200 hombres empleados en la construcción y vigilancia del ferrocarril.

Pero más bien, todo empezó cuando empezó a ser llamado por otro nombre. Bajo el suyo, Bill Cody, trabajó 18 meses para la compañía, durante los cuales mató 4.280 bisontes, según los registros de la misma.Y allí le sobreviene el apelativo de “Buffalo Bill”. Pero tuvo que ganárselo: el apodo pertenecía originariamente a otro vaquero, Bill Comstock. Acordaron disputárselo a tiros, en 1868. Era un concurso de caza de bisontes (lo que los norteamericanos llaman “búfalos” son, en realidad, bisontes; nunca hubo búfalos en Norteamérica) al que concurría aquel reputado cazador, guía e intérprete, Bill Comstock, conocido también como “Buffalo Bill”. Se trataba de ver cuál de los dos abatiría más bisontes entre las 8 de la mañana y las 4 de la tarde. El vencedor se llevaría 500 dólares. La montura de Cody por entonces se llamaba Brigham, y su arma, “Lucrecia”, un Springfield calibre 50 que se cargaba por la culata. Comstock utilizó un rifle Henry, que disparaba con más rapidez, pero con menos potencia. Ganó Cody por 68 a 46. Desde entonces, él fue, y ya para la posteridad. “Buffalo Bill”.(*)

Después de eso, se alistó con Sherman y Custer en sus incursiones contra los kiowas y los comanches, terminadas las cuales, se trasladó a Nebraska y compró un rancho a orillas del río Platte.
Fue elegido Juez de Paz y miembro del Parlamento del nuevo Estado de Nebraska en el partido Demócrata, aunque no llegó a tomar posesión de este cargo. Como juez de paz, sin embargo, hizo célebre una frase en su calidad de oficiante de bodas: “Lo que Dios y Buffalo Bill han unido no lo puede desunir nadie”. En una estancia en Washington, oyó decir a otro miembro del Congreso la consabida frase “El indio bueno es el indio muerto” y, cogiendo una moneda de dos dólares con la efigie de un indio, la lanzó a la mesa y le dijo al tipo: “Este es el único indio que para usted vale algo”.
Pero todo empezó de veras en un hombre llamado Ned Buntline: él fue el inventor del mito. Ned Buntline, cuya imaginación adelantaba en millas a su respeto por la verdad, publicó durante varios meses decenas de relatos con Cody como protagonista y héroe, alimentando emociones en millones de lectores ingenuos, sentimentales…. y alejados del lugar de los hechos. Publicado el último relato de la serie, «Buffalo Bill» era ya un héroe nacional.

Su celebridad había hecho que los ricachones del Este y de otros países le contratasen frecuentemente para organizar cacerías. Entre ellos, el Gran Duque Alexis de Rusia o Gordon Bennet, propietario de varios periódicos. Se cuenta que, finalizada la cacería, el gran Duque y el general Sherman, en una diligencia Wells Fargo conducida a toda velocidad por Cody, se vieron atacados por una partida de indios que persiguieron a la diligencia disparando al aire, hasta que….. estallaron en aplausos a los de la diligencia: todo formaba parte del espectáculo preparado por Cody. El episodio ha inspirado ideas para el cine, por ejemplo, en la película “Maverick”, (Mel Gibson, Jodie Foster, James Garner) el espectador asiste a un episodio semejante.
Es entonces cuando le visita Ned Buntline, que busca ideas para sus relatos. Durante un par de semanas, Bill le cuenta sus andanzas, que el otro anota sin privar al lector del frenesí de episodios, lances y situaciones por el simple detalle de que no se ajustasen del todo a la realidad. El novelista, que no necesitaba que nadie le diera lecciones de eso, publicó en rápida sucesión una serie de cuatro relatos.
Aquello tuvo un éxito popular tremendo, y Buntline, persiguiendo el máximo provecho, convirtió parte de esos relatos en un melodrama y convenció al propio Cody para que lo representase él mismo en un teatro de Nueva York. Resultado: multitudes, elogios, dólares.
En 1873, Buntline le convence para llevarle de nuevo a Nueva York. Esta vez viajan y actúan con él “Texas Jack Omohundro” y «Wild Bill Hickock». Que tenían una biografía más accidentada incluso que la de Cody, pero no tenían el aparato publicitario de Ned Buntline. “Hickock” y “Texas”, poco sueltos sobre el escenario, lo abandonan pronto, mientras Cody sigue cosechando éxitos.

Cody había incluido una cláusula en su contrato con Buntline: volver al Oeste cuando se le necesite allí. Entonces se produce el descubrimiento de oro en las Black Hills, la invasión de los blancos, la insurrección de los indios… Cody se traslada a Wyoming y realmente llega a correr algunas de las aventuras que Buntline había imaginado y consignado por escrito ante litteram. Explorador, guía, consejero de varios jefes militares… Se enfrenta al jefe Cheyenne “Mano amarilla”, al que abate de un disparo entre los dos ojos. Se le concede el título honorífico de coronel, que ya antepondrá siempre a su nombre. Los indios ya le habían concedido el de “pahaska” (“pelo amarillo”).
El éxito popular prosigue y es entonces cuando contrata un grupo de exploradores, vaqueros, sioux, todos auténticos, y monta su espectáculo “Buffalo Bill Wild West Show”, que celebró su primera actuación el 17 de Mayo de 1883, en Omaha, Nebraska, y que paseó durante años triunfales por todos los Estados y por Inglaterra y Francia. La “troupe” se movía con 1.200 empleados, que incluían, entre otros y otras, a Annie Oakley (tiradora de precisión de pie, a caballo y de pie sobre el caballo), «Wild Bill Hickock» (inclasificable, pero pistolero, jugador, sheriff, aventurero), Muñoz y Manuel (maestros mejicanos del látigo y el lazo)… y el jefe sioux Sitting Bull, que así pudo salir de la reserva-cárcel al aire libre para indios de Standing Rock, pero que no participó en las giras europeas.

Cientos de pieles rojas, vaqueros mexicanos, caballos y bisontes se desplegaban ante los ojos del atónito espectador. Asistieron como espectadores al show de Buffalo Bill, Grover Cleveland, presidente de los Estados Unidos, la reina Victoria de Gran Bretaña –en su jubileo, en Londres, 1887– buena parte de la alta burguesía de su tiempo y casi todas las demás casas reales de Europa. El espectáculo terminaba con una representación de la batalla de Little Big Horn, donde Cody hacía el papel del general Custer. Fue el mayor espectáculo de su época y, desde luego, el primer espectáculo en gira mundial de la Historia.
“Toro Sentado” iba entregando el dinero que le pagaban a los niños hambrientos que seguían el espectáculo. En una ocasión, le dijo a Annie Oakley: “El hombre blanco sabe hacer de todo pero no sabe distribuir lo que hace”.

La llegada a la capital catalana del mayor espectáculo del mundo en aquel entonces formaba parte de la segunda gira por Europa: en el invierno de 1889; la “troupe” de Buffalo Bill llegó a Barcelona procedente de París, del recinto de la Exposición Universal, que incluía la inauguración de la torre Eiffel. A Barcelona llegaron concretamente el 18 de Diciembre, por mar, desde Marsella. Días antes, la portada de «La Vanguardia» lo había anunciado. Todo el tinglado se montó en la calle Muntaner, entre Rosselló y Provença, en la parte del Eixample que entonces pertenecía al término municipal de Vila de Gràçia (descampados, muy poblados hoy, de la Diagonal). Cabían 2.000 espectadores y las entradas costaban 1, 5 y 10 pesetas. Durante su estancia en la ciudad, la gente podía ver, entre todas las demás, la tienda de «Buffalo Bill», que —siempre se sospechó— era pura figuración: el hotel Cuatro Naciones, en las Ramblas, aún conserva y muestra al público una habitación donde, al parecer, se hospedó Bill Cody.

En Barcelona, el primer espectáculo fue el sábado 21 de Diciembre; el segundo día, se colgó el consabido “No hay entradas”. Entre el 7 y el 20 de Enero de 1889, hubo 13 actuaciones, con buena entrada y lleno completo también el último día. “La Vanguardia” reproducía el menú del espectáculo, que constaba de tres partes: presentación de las costumbres del Oeste, demostraciones a caballo y ejercicios de tiro. El espectáculo se suspendió entre el 24 de diciembre y el 7 de Enero debido al mal tiempo (no hay que olvidar que era un espectáculo al aire libre, en invierno, en Barcelona).

Nunca regresó «Buffalo Bill» a Barcelona, y eso que entre 1902 y 1906, realizó otra gira europea con un espectáculo más impresionante aún. En Barcelona, Cody dijo que “con 30.000 pieles rojas, conquistaría la isla de Cuba”, lo que no sentó bien a las autoridades españolas, inmersas en… la guerra de Cuba. Además, el show presentaba un número para glorificar a los “Rough Riders”, primer regimiento de voluntarios de caballería de EEUU, creado por Theodore Roosevelt para luchar contra los restos del imperio español (por cierto, que los «Riders» tuvieron un 75% de bajas frente a las tropas españolas en la batalla de Colina de San Juan). Ese número… tampoco gustó a los españoles.

Otra razón de que no regresase a España el espectáculo es que, en 1889, había llegado aquí en barco. Pero en la segunda gira europea, había más gente, más animales, más de todo, y todo se movía en vagones de ferrocarril especialmente diseñados para ello. Pero el ancho de vía española era y es distinto de la medida estándar europea y, en Cervére terminaba el viaje de toda la “troupe”.
Había otra razón más, y de peso: el paso del grandioso espectáculo por Barcelona fue un fracaso económico ya que no se cubrieron previsiones de concurrencia, sí, pero es que, además, parte de la concurrencia aprovechó el desconocimiento de los americano sobre el monetario español para pagar sus entradas con billetes… falsos, por valor de hasta 14.000 pesetas, una cantidad fabulosa por entonces.

Anécdotas: parte de la “troupe” cogió la gripe o la viruela en Barcelona. Uno de los indios hizo sensación jugando al billar en un salón de la plaza Universitat. Otra, probablemente falsa: que, aquejado por un dolor de muelas, Cody se hizo sacar una en el Hospital de Sant Pau, que habría estado expuesta allí hasta que algún coleccionista de mitos se la llevó.
En 1893, instaló una exposición cerca de la Feria Mundial de Chicago. Durante 30 años, el espectáculo había conocido diversos formatos y sus actuaciones públicas iban generalmente de Abril a Noviembre.

Terminada la campaña, volvió a los escenarios, como intérprete y como empresario. En 1895 trabajó en Wyoming y en 1896 fundó allí una ciudad, “Cody”, cerca de la entrada Este del parque de Yellowstone, y construyó en su centro el hotel Irma. También tenía casa en la ciudad de Platte, Nebraska, donde hay un museo que ahora atrae cada año millares de visitantes.
Pero Cody no era un buen contable. Terminó perdiéndolo todo y, al final de su vida, tuvo que aceptar contratos en circos menores y notar cómo el público se iba yendo hacia el abanico de temáticas que abarcaba el nuevo cinematógrafo. Desde 1913, en que la compañía, con todas sus pertenencias, fue subastada en Nueva York, se vio obligado a trabajar por cuenta ajena en espectáculos y películas del Oeste. Entre aquellas pertenencias estaba “Isham”, su célebre caballo blanco. Su nuevo propietario, en un acto de generosidad, lo devolvió a su antiguo dueño y Buffalo Bill lloró de emoción.
El 9 de Enero de 1917, durante una representación, sintió un dolor en el pecho. No quiso ser atendido y murió unas horas después. Fue enterrado en una montaña que contenía un puesto de observación, en Colorado, al Oeste de Denver, al borde de las Montañas Rocosas. Una hora antes de su muerte, se convirtió al catolicismo. El entierro se efectuó según el ritual masónico.
En sus últimos años, «Buffalo Bill» había defendido resueltamente los derechos de los nativos americanos, y, arrepentido de haber contribuido a llevar a una especie animal al borde la extinción sobre la faz de la Tierra, defendió también la preservación del bisonte (“búfalo”, para los norteamericanos) pidiendo el establecimiento de períodos de prohibición para su caza.

Mientras el nombre y la fortuna de William F. Cody hacían su largo —y admirable– recorrido hacia la cumbre y después hacia el declive, en el mundo del que él formaba parte, ocurrían otras cosas que, seguramente, él no ignoraba. Por ejemplo:
* El 3 de Noviembre de 1883, la Corte Suprema de EEUU dictaminó que los indios son, por nacimiento, extranjeros y dependientes.
* El 3 de Agosto de 1889, los Sioux entregaron al gobierno de EEUU 9 millones de acres de tierra para construir ferrocarriles y para que los especuladores vendieran las tierras a los inmigrantes blancos. El acuerdo de cesión se fraguó en una reunión secreta con jefes sioux a la que no asistió “Toro Sentado”.
* Entre el 2 y el 11 de Noviembre de ese mismo año, los territorios de las dos Dakotas, Montana y Whasington pasaron a ser Estados.
* En Septiembre de 1890, un indio paiute llamado Wovoka hizo una serie de anuncios desastrosos para los blancos: dijo que Cristo había sido mal tratado por el hombre blanco en su primera venida y que la segunda sería en el cuerpo de un indio. Instituyó la “Danza del Espíritu” (“Ghost Dance”) que rápidamente se propagó entre todas las tribus Sioux como signo de rebelión. Los blancos hicieron una “lista de instigadores” en la que incluyeron a «Toro Sentado».
* El 15 de Diciembre de 1890, sus propios guardianes sioux de la reserva de Standing Rock, Dakota del Sur, asesinaron en medio de la noche al viejo “Sitting Bull” (Tatan Kalyotaké, “Toro que se levanta”, en su lengua nativa, la de los sioux hunkpapas). (DM)
BUFFALO BILL EN EL CINE
Sea como personaje central o meramente circunstancial, es difícil enumerar todas las apariciones del personaje Buffalo Bill a lo largo de historia del cine. Quizá estas tres sean las más célebres:
“THE PLAINSMAN”
Dir. Cecil B. de Mille, 1936.
Int: Gary Cooper, Jean Arthur.
“LAS AVENTURAS DE BUFFALO BILL”
William A. Wellman, 1944.
Joel Mc Crea, Maureen O´Hara, Anthony Queen (como “Mano amarilla”)
“BUFFALO BILL Y LOS INDIOS”
Robert Altman, 1976.
Paul Newman, Frank Kaquitts, Geraldine Chaplin.
Basada en la obra teatral “Indians”, de Arthur Kopit.
Producción y dirección: Robert Altman
Guión: Alan Rudolph y Robert Altman.

EL CASO DE “OJOS DE HIERRO” CODY
Especializado en representar indios en el cine y la televisión, “Iron Eyes Cody” (1904-1999) llegó a identificarse tanto con ellos que terminó convirtiéndose en un gran divulgador y defensor de sus culturas y modos de vida, por medio de charlas y conferencias que impartía por todo el país. Su verdadero nombre era Espera Óscar de Corti, nacido en Luisiana de padres italianos. En el cine, actuó junto a John Wayne, Joseph Cotten, Richard Harris, Barry Sullivan, Steve McQueen, etc, etc. Al final de su sobrenombre artístico, añadió el apellido de «Buffalo Bill» como testimonio de admiración hacia su persona. En la población de Platte, Nebraska, donde está uno de los principales museos “Buffalo Bill” de EEUU, su nombre —el artístico y el otro— es una auténtica institución.
(*) La desusada precisión con que pueden citarse detalles y cifras en la vida de «Buffalo Bill» se debe a sus propias memorias, publicadas en forma de libro en 1879.
