Adelantos –¿Qué estamos respirando cuando nos llega el humo de fuegos artificiales?
Teresa Moreno –El material particulado atmosférico emitido por la combustión de fuegos artificiales tiene una composición química muy diferente de otras fuentes de contaminación. ya que presenta un contenido elevado de una serie de metales utilizados como propulsantes, oxidantes, estabilizantes, así como para añadir colores y efectos especiales. Por ejemplo, el potasio es dominante en la pólvora propulsora de los fuegos artificiales. Los compuestos de bario crean efectos blancos y, en presencia de cloro, el color verde brillante. Los compuestos de estroncio producen un color rojo, mientras que los de cobre producen una coloración azul y, si se mezclan con estroncio, dan efectos púrpuras. El titanio y el antimonio producen efectos plateados y brillantes; el plomo, microestrellas; los compuestos de calcio, llamas naranjas; el magnesio, colores blancos brillantes, chispas y estrellas, y finalmente el aluminio produce efectos de chispas y ruidos.
“Las personas con más riesgo son las que padecen asma severa o una enfermedad coronaria”
–¿A quiénes afecta especialmente?
–Estos episodios, aunque transitorios, pueden ser muy intensos, produciendo nubes de partículas extremadamente pequeñas y, por lo tanto, fácilmente respirables. Es de suponer que las personas con mayor riesgo a la exposición de nubes de humo denso sean personas ya debilitadas por una enfermedad pre-existente, en particular el asma severa o una enfermedad coronaria. Para una persona medianamente saludable, los efectos inmediatos medibles más obvios de la inhalación de humo de fuegos artificiales incluirán una ligera irritación de los ojos, la nariz y la garganta, y una disminución temporal de la función pulmonar. La llegada de partículas metálicas desde los alvéolos pulmonares al torrente sanguíneo propiciará la presencia de material particulado en los diferentes órganos del cuerpo humano, aunque es poco probable que se observe un efecto resultante, y más difícil aún que sea directamente atribuible a la inhalación del humo de fuegos artificiales. Por precaución, lo recomendable es que las personas reduzcan su exposición a altas concentraciones de humo.
“En las Fallas de Valencia, los niveles de potasio se incrementaron hasta concentraciones 10 veces superiores a la media en ciudades españolas”
–¿Qué comprobaciones hizo usted para su estudio?
–El grupo del IDAEA-CSIC ha estudiado la contaminación atmosférica relacionada con fuegos artificiales durante las Fallas de Valencia (en años anteriores) y la noche de San Joan en Girona. En estos estudios, se ha confirmado que la composición metalífera del aire contaminado por la combustión de fuegos artificiales es inmediatamente reconocible durante estos eventos pirotécnicos. En el caso de las Fallas, los niveles de potasio se incrementaron durante la semana hasta alcanzar concentraciones 10 veces superiores a la media en las ciudades españolas. Las concentraciones de bario, estroncio, cobre y plomo también crecieron durante la fiesta. Esto mismo se observó en la noche de Sant Joan, en Girona, con incrementos relativos de hasta 86 veces estroncio, 26 veces potasio, 11 veces bario, 7 veces plomo ó 5 veces cobre. Es interesante, además, que los niveles de metales siguen siendo elevados, finalizadas las fiestas. Probablemente, se trate de partículas metalíferas de tamaño muy fino adheridas al suelo o paredes de edificios que con posterioridad pueden ser resuspendidas por el viento, el tráfico y otras actividades.
“¿Es realmente necesario utilizar fuegos artificiales que contienen plomo o antimonio?”
–¿Qué controles deberían aplicarse, y no se aplican, a los fuegos artificiales?
–La opción más extrema es reducir, o incluso prohibir, el uso de fuegos artificiales. Un enfoque más moderado, y más apropiado para ciudades como Valencia, donde el uso de fuegos artificiales tiene un alto valor cultural, es informar al público y reducir al mínimo la inhalación de dicho humo. Siempre que sea posible, estos festivales deberían celebrarse en zonas donde sea poco probable que el humo se extienda sobre áreas densamente pobladas, y los espectadores deberían colocarse teniendo en cuenta la dirección predominante del viento. Igual de importante sería disponer de información sobre la composición química de los fuegos artificiales. ¿Es realmente necesario utilizar fuegos artificiales que contienen plomo o antimonio? Con más planificación, debería ser perfectamente posible disfrutar de ellos sin que la gente tenga que inhalar altas concentraciones de humos metálicos.