Lo fundó Pedro A. de Alarcón, primer corresponsal de guerra español
El primer periódico que se haya editado en territorio marroquí -en español por lo menos- fue obra de un granadino, y su primer número (al parecer, fue también el último) salió a la luz el día 1 de Marzo de 1860, bajo la cabecera “El Eco de Tetuán”. El granadino se llamaba Pedro Antonio de Alarcón, que después sería un escritor famoso y que un año antes se había alistado como soldado raso para la guerra de África.
En Málaga, antes de embarcar para aquel continente, se había comprado un burro, una tienda de campaña y una cámara fotográfica, la primera, que se sepa, que llegó a Marruecos. El general Ros de Olano le había dado permiso al joven soldado para que se dedicase a lo que él quería hacer allí: escribir. Desde su tienda de campaña, Pedro Antonio de Alarcón fue escribiendo y enviando su “Diario de un testigo de la guerra de África”, que se publicó en varios periódicos de la península y que, en forma de libro, vendió 60.000 ejemplares, una cifra insólita en la España de 1860.
Pedro Antonio de Alarcón, primer corresponsal de guerra español, en el sentido moderno del término, lo fue hasta sus últimas consecuencias, buscando los puntos más conflictivos y de mayor riesgo y participando -a fin de cuentas, era soldado- en varios combates; fue condecorado con la Cruz de San Fernando. Fue uno de los primeros en darle un empleo periodístico al telégrafo. Como fotógrafo, sin embargo, fracasó: sacó más de 200 placas de zinc, de las que estropeó 173, precisamente las que recogían imágenes de la batalla.
Otra cosa que el granadino P.A. de Alarcón llevó a Marruecos -también por primera vez en su Historia- fue la imprenta con la que imprimió las hojas, ya históricas de “El Eco de Tetuán”, cuyo primer número, que se sepa, no tuvo continuidad inmediata, aunque otro periódico español estuvo editándose bajo esa misma cabecera, entre 1911 y 1929, en el territorio que los acuerdos entre las potencias europeas y EEUU habían designado como «protectorado español de Marruecos».
De vuelta a la península, P.A. de Alarcón, por encargo de Cánovas del Castillo, defendió, desde los periódicos en que trabajó, la paz en Marruecos. (Ad)