Cuando estamos frente al espejo, la imagen que éste nos devuelve ¿se mueve exactamente al mismo tiempo que nosotros? Si la velocidad de la luz fuera infinita, sí, pero sabemos que no es así, que su velocidad es limitada y concreta: la velocidad de la luz en el vacío es de 299.792.458 metros por segundo. J. Richard Gott, profesor de Astrofísica en Princeton, nos recuerda en su libro «Los viajes en el tiempo y el Universo de Einstein» que, de hecho, un espejo es la forma más sencilla, antigua y universal de viajar en el tiempo:
Sitúese a un metro y medio de un espejo –la cantidad de aire entre usted y él no supone una gran diferencia, para el caso, respecto al vacío–. Viajando a 0,3 metros por nanosegundo, la luz tarda 5 nanosegundos en ir desde su cuerpo al espejo, y otros 5 en regresar. Así que la imagen que usted ve en el espejo es 10 nanosegundos más joven que usted mismo y, si usted se mueve, ésa es la diferencia de tiempo entre su propio movimiento y el que le devuelve el espejo. Quizá nuestros ojos –o nuestro cerebro- no son capaces de percibirla, pero es absolutamente real.
Incluso sin tener un espejo delante, todo lo que vemos, en todo momento, es el resultado de un viaje con retardo, un insospechado pero medible desplazamiento temporal: desde la retina al cerebro, las imágenes tardan 50 milisegundos. (DM)

Ver también en «Adelantos»: «Viajar en el tiempo» por Rafael Alemañ Berenguer. Enlace: https://www.adelantosdigital.com/web/viajar-en-el-tiempo/