El pasado vuelve… a Urgencias

por | Jul 23, 2021 | Lecturas de estación, Historia/Sociedad, ÚLTIMAS ENTRADAS

     He acompañado a un familiar a Urgencias. Hace un tiempo, tuvo un desgarro en la retina y, aconsejado por su médico, se fue directo, como ahora, a Urgencias, donde, a toda prisa, atajaron el temible desprendimiento de retina en una larga y concienzuda sesión de rayo láser. Le dijeron, lo mismo que su médico, que en lo sucesivo, ante cualquiera de los síntomas que le especificaron, se fuera directamente a Urgencias porque, en esa contingencia se dispone, tal vez, de horas, no de meses, que es lo que tardarían en verlo en consulta. Hoy ha notado alguno de esos síntomas y le he acompañado a Urgencias del mismo hospital, el «Reina Sofía» de Murcia.
    
Ya en Recepción, antes de explicarse y sólo con una ojeada sobre su historial, dijeron:
     —Es por el ojo, ¿verdad?
     Los lectores ya conocen las partes comunes del guión, empezando por olvidarse de toda expectativa relacionada con el tiempo, sentarse y, anhelando ver tu número en la pantalla de enfrente, hacer la primera espera, la del “triaje”.
     Cuando le tocó, una vez allí dentro, lo sentaron, lo escucharon, vieron muy lógico que se hubiera venido a Urgencias y regresó a la Sala de Espera —uno de esos nombres bien puestos— a hacer la segunda mientras la tarde las hace todas como suspendida en el tiempo, si no fuera por el único movimiento constante de la estancia, el del reloj, pero ahora con las miras puestas en el segundo llamamiento para ser visto ya por el/la médico.
     Por fin ante el facultativo, repitió, amplió, pormenorizó, respondió sobre lo que veía y no veía –mi familiar, al que llamaremos Equis por protección de datos, ya saben–. Cumplimentado todo lo cual, consignadas a mano y a tecla puntillosas anotaciones, cotejada la documentación en soporte papel con la digital —y todo ello sin un solo instrumento a la vista con que examinar la del paciente, ni acercarse a un metro de él— pergeñada, en suma, una visión (¿»a ojo»?) de la incidencia, el médico dio por terminada su intervención expresándole su confianza en la escasa gravedad de aquélla, informándole –ya metidos en materia– de que allí, en Urgencias, por las tardes…, NO HAY OFTALMÓLOGO, pero por las mañanas, sí, y entregándole un papel que podía presentar cuando, al día siguiente, reiniciase las partes comunes del guión.  
    
—¿Te das cuenta, Equis? —le dije a mi pariente cuando ya salíamos de allí–. Ha llevado su tiempo, pero ¡qué homenaje al pasado! “Vuelva usted mañana”…. ¡en Urgencias!
(DM)

                                                    FINIS

Urgencias triaje

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A.d. en el tiempo

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