“Somos científicos. No utilizamos los blogs. No utilizamos twiter. Nos tomamos nuestro tiempo. No se nos malinterprete. Decimos sí a la ciencia rápida de comienzos del siglo XXI. Decimos sí al flujo constante de publicaciones con peer review y a su impacto, decimos sí a los blogs que se ocupan de ciencia, a los medios de comunicación masivos y a las necesidades de las public relations; decimos sí a la creciente especialización en todas las disciplinas. Decimos sí también a la investigación como instrumento para mejorar nuestra salud y nuestra prosperidad. Al fin y al cabo, todos participamos en este juego. Pero no puede agotarse todo en eso. La ciencia necesita tiempo para pensar. La ciencia necesita tiempo para leer e incluso para equivocarse. La ciencia no tiene siempre una respuesta justa en el momento preciso. La ciencia se desarrolla de manera discontinua, con repentinas sacudidas e imprevisibles saltos adelante, pero al mismo tiempo evoluciona muy lentamente. La ciencia lenta ha sido prácticamente la única ciencia imaginable durante siglos; hoy, pensamos, es necesario redescubrirla y protegerla”.
(Manifiesto de la Slow Science Academy (año 2010) citado por Gianfranco Pacchioni en “La ciencia en la encrucijada”, Alianza Editorial, 2021)
