Un análisis de recortes de uñas señala al níquel de origen volcánico presente en suelos como causa de esta patología de gran incidencia en Centroamérica. Tras tomar medidas en una comunidad, se ha reducido drásticamente el número de nuevos casos
DICYT – Durante más de 20 años, una epidemia de enfermedad renal crónica (ERC) de causa desconocida ha afectado gravemente a determinadas comunidades costeras del Pacífico de América del Sur, desde México hasta Panamá, provocando más de 50.000 muertes. La afección, conocida como nefropatía mesoamericana (MeN, por sus siglas en inglés), presenta multitud de incógnitas que asaltan a la comunidad científica.
A diferencia de las formas tradicionales de ERC, esta patología afecta más a personas jóvenes y sanas en edad laboral, que no tienen otros factores de riesgo habituales en la ERC como la diabetes o la hipertensión. Así, la causa subyacente de esta devastadora crisis sanitaria sigue siendo un misterio.
Una investigación dirigida por Kristy Murray, adscrita a la Escuela de Medicina de Baylor y al Hospital para Niños de Texas, ha obtenido evidencia del posible origen de la enfermedad: la exposición al níquel.
El estudio, realizado en una comunidad nicaragüense que se encuentra entre las zonas más afectadas del continente, apunta que la exposición a dosis bajas de níquel puede causar inflamación sistémica, anemia y daño renal, características de la MeN aguda que progresa a enfermedad renal crónica en alrededor del 90 por ciento de los pacientes. Los resultados del trabajo se han publicado en ‘PLoS ONE’.
Análisis de uñas de los pies
Antes de llegar a esta conclusión, el equipo de investigación indagó en diferentes causas posibles como las toxinas de origen agrícola o las mutaciones genéticas. Pero al profundizar en estos factores, no se observó relación directa. Tras revisar cientos de registros clínicos y vigilar nuevos casos, el grupo de Murray observó una manifestación aguda “similar” a la de una gripe en las etapas iniciales de la enfermedad: una respuesta hiperinflamatoria típica de una infección. Por ello, realizaron un cribado de varios patógenos, “sin identificar ningún agente infeccioso en particular», recuerda la investigadora.
Posteriormente, dirigieron su atención a las pruebas clínicas y patológicas, lo que les llevó a una de las pistas más importantes para resolver esta incógnita. La mayoría de los individuos afectados habían desarrollado recientemente anemia y sus biopsias renales mostraban una inflamación extrema en los túbulos y uniones cortico-medulares del riñón, indicativo de toxicidad por metales pesados u oligoelementos.
Teniendo en cuenta que la forma más fácil para medir los niveles de metales pesados es a través de las uñas de los pies, el equipo se unió a los investigadores Jason Unrine y Wayne Sanderson de la Universidad de Kentucky -especialistas en toxicidad por oligoelementos- y recolectó recortes de uñas de los pies de personas afectadas aproximadamente tres meses después de experimentar un evento de lesión renal aguda. Las analizaron en busca de 15 oligoelementos, incluidos metales pesados, y las compararon con las de otras personas de la misma comunidad sin evidencia de enfermedad renal (controles).
Los investigadores encontraron que los afectados tenían niveles significativamente mayores de níquel. También identificaron niveles más altos de aluminio y vanadio que en los controles pero el níquel fue, con mucho, el que tenía una asociación más significativa y, biológicamente, más sentido con la sintomatología clínica.
Níquel de origen volcánico
El níquel es un metal pesado abundante que se encuentra en la naturaleza y, como el hierro, es esencial para el cuerpo humano, pero solo se necesita en cantidades muy pequeñas. La exposición excesiva al níquel, por ingesta accidental a través de agua, alimentos o suelos contaminados, puede causar varios efectos tóxicos y cancerígenos.
Al descubrir que las personas que trabajan mucho con el suelo, como los trabajadores agrícolas, los mineros y los ladrilleros tenían el mayor riesgo de contraer la enfermedad, los investigadores pensaron que su fuente de exposición al níquel puede ser de naturaleza geológica y, posiblemente, relacionada con un cadena volcánica activa desde finales de los años 90, momento en el cual la ERC comenzó a dispararse en estas zonas.
«Si bien aún necesitamos validar estos hallazgos en otras áreas impactadas por MeN, como El Salvador o Guatemala, y confirmar la fuente geológica de contaminación por níquel, estamos muy emocionados de haber encontrado una evidencia sólida en este desafiante problema de salud pública”, asegura Murray. Con base a este estudio, se implementaron varias estrategias de salud pública, “como encontrar formas de proteger las fuentes de agua potable y el agua de escorrentía de la contaminación del suelo y educar a los miembros de la comunidad sobre la necesidad de lavarse las manos con frecuencia después de trabajar con el suelo”.
“Es gratificante ver que nuestros esfuerzos están comenzando a dar sus frutos. Después de que se implementaron estas medidas, notamos una reducción drástica en el número de casos nuevos, una indicación de que estamos avanzando en la dirección correcta. Esta es la primera tendencia a la baja desde la aparición de estos brotes hace dos décadas «, avanza Murray.