El 27 de Junio de 1957, comenzó en Barcelona la fabricación del único automóvil hecho en este país -con marca autóctona- que produjo una auténtica revolución sociológica o, cuando menos, la reflejó, lo mismo que, mucho antes, el Ford T en Estados Unidos o el Volkswagen en Alemania: el Seat 600.
En aquel primer año de producción, se fabricaron 2.585, cifra que se multiplicó por seis al año siguiente.
Costaba 71.400 pesetas que se pagaban en el acto, sin plazos. Su motor de cuatro cilindros en línea de 663 centímetros cúbicos y refrigerado por agua le hacía alcanzar los 95 km/h y consumía 7 litros por 100 kilómetros. Fue el primer vehículo exportado desde España: 150 de ellos salieron para Bogotá en 1965.
En sus primeros momentos, lejos de ser un coche popular, era un auténtico lujo: el primero de ellos fue para un hijo del general Muñoz Grandes; los ciudadanos corrientes tenían que esperar meses o años -incluso anticipando dinero- para recibir el suyo.
En Filadelfia, EEUU, a principios de los años 60, el Seat 600 fue el coche más vendido durante tres años. Cuando dejó de fabricarse, en 1973, todavía circulaban por las carreteras españolas más de 300.000 de ellos. Para entonces, «el 600» era ya en realidad un elenco de variantes, formatos, y modelos que, sin alejarse del original, representaban modestas mejoras -la velocidad, entre ellas- respecto a aquél.
El Seat 600 es uno de los pocos automóviles del mundo con canción propia: “Adelante, hombre del 600”, grabada por el grupo Desde Santurce a Bilbao Blues Band, en 1973.(Ad)
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